martes, 1 de septiembre de 2009

Carta de un viaje inesperado - Por Carlos Rubino

Todo empezó dos años atrás, la vida era buena, pero la gente era muy consumista y la basura se hacia cada notar en todas las calles. Los basurales no daban abasto, los basureros trabajaban día y noche sin parar, mandaban la basura a otros distritos pero ni así desaparecía el problema. Para peor los desechos de hospitales, fabricas y laboratorios iban a parar a los basureros locales y se mezclaba con basura ordinaria.
A causa de esto se empezó a producir un gas que se disipó por todo el mundo, y, aunque no lo creas, los muertos empezaron a levantarse de sus tumbas, la vida como la conocíamos, ese día desapareció, todo era caos y desolación, con tan solo pensar que aquella tarde cuando me desperté de dormir la siesta, mi casa estaba sola, el silencio se hacia sentir en cada rincón. Al mirar por la ventana “Y NOSE PORQUE” en el paredón que daba a la casa del vecino había un enorme buraco.
al tener tanta intriga salí afuera de casa, pase por el pasillo y vi algo tan irreal a través de ese agujero que no lo podía creer “MI VECINO ESTABA TIRADO EN EL PISO ECHO TRIZAS Y TODO ENSANGRENTADO Y HABIA UNA PERSONA COMIENDOSE SU CARNE”.
Al ver eso salí corriendo hacia el interior de mi vivienda tratando de sobrellevar esa imagen tan fría y sanguinaria.
Pero en fin, debía creerlo ya que lo había visto con mis propios ojos. En un momento reaccione, tome mi bici y me dirigí hacia la casa de mi amigo maxi, nose porque lo hice osea UNA BICI Por dios! En vez de ir en el auto o en una moto… pero bue ya estaba en camino hacia allí, había gente, comida por todas partes, autos volcados, negocios destruidos, la estación de trenes de Tigre estaba en llamas al igual que los trenes que estaban estacionados, un humo negro suplantaba a las nubes en el cielo y el fuego era el día.
Debía darme prisa si quería seguir viviendo aunque sea en este nuevo mundo apocalíptico. Lo que en un día normal me llevaba 15 minutos para llegar a la casa de maxi esta ves me tomo 1 hora ya que había demasiados obstáculos por delante.
Ya en su casa la cosa era distinta porque mis demás amigos (Niko, Pablo, Hernán y tevez) estaban ahí jugando a la play como si nada pasara afuera de esa habitación. Todavía recuerdo que Pablo me dijo “vos siempre llegando tarde”
*Es que nunca fui puntual y lo reconozco, aunque ya nose si el tiempo exista*. Pero en fin, no fui para discutir eso.
El equipo estaba, solo faltaba la estrategia para sobrevivir, todos sabíamos que lo primero y mas esencial eran las armas.
Sin mediar palabras nos dirigimos al garaje y por desgracia el auto del padre de maxi no estaba, sino que estaba el fitito de su abuelo y como no nos quedaba otra, Hernán cazo las llaves y emprendimos viaje hacia San Fernando. Maxi estaba emocionado, ya que siempre se imaginaba como seria el mundo si hubiera zombies. Yo ya no pensaba que fuera tan bueno hacerse el polenta y andar a los tiros matando desconocidos por el resto de nuestras vidas ya que no es lo mismo andar entre muertos pensando que el próximo podrías ser vos , a estar como antes de que todo esto pasara y llevar una vida normal. Para colmo llegar hasta constitución fue un dolor de huevos, porque encima que las calles eran un quilombo, llenas de muertos vivos, postes de luz caídos y autos hechos mierda. En el fitito hacia un calor como para derretirse y ni en pedo íbamos a abrir una ventanilla para que un bicho de esos nos quiera morfar.
Mientras íbamos por cazón veíamos como se havia consumido un local en el que siempre nos juntábamos para jugar al pool, ya era parte del pasado, pero aun así un buen recuerdo. Ya casi todo era un recuerdo, ahora havia que pensar en solo llegar a la armería “El Venado” una conocida por todos nosotros ya que cuando íbamos a constitución pasábamos por ahí y nos quedábamos mirando los terribles fierros que havia en vidriera. Yo siempre quise una escopeta 12-70 en mi poder pero estaba muy lejos de mi alcance, solo por ahora, ya que saquearíamos la tienda apenas llegáramos.
Tevez que era el mas grande del grupo no dijo una sola palabra en todo el camino, su mirada era como de reflexión, no sabia que pensaba pero tenía la sensación de que no era algo muy bueno. En cambio Maxi y Niko se la pasaban hablando de cuantos muertos iban a matar y de las armas que usarían. Hernán conducía pero cada tanto hacia algún chiste con Pablo para elevar el autoestima de nosotros.
“AL FIN LLEGAMOS A LA ARMERÍA” dije con un tono sarcástico. Y desperezándome por el poco espacio del auto, baje primero para abrir la puerta de la armería ya que debíamos apresurarnos antes de que empezaran a caer mas de esos muertos todos podridos y cagados de hambre (eso si que no es muy bueno, osea, son lentos y pelotudos pero si te agarran te mastican como un chicle).
Recuerden que al principio les conté que vi a mi vecino ser comido por uno de ellos. Tendrían que haberlo visto, no les gustaría estar en mi lugar, esto no es como un videojuego que al morir pones reiniciar y todo vuelve al comienzo, acá morís y sos uno mas de ellos, no tenes alma ni un propósito en la vida más que penar, comer carne humana y ser como un animal pero sin pensamiento.
Trato dentro de todo de ser positivo, por lo menos están mis amigos y nos protegemos entre nosotros aunque yo se que si hubiera uno infectado, no dudaría en volarle la tapa de los sesos por el bien de los demás, mientras pueda tratare de ayudar aunque sea con el manejo de las armas ya que mi cuñado que estuvo en el ejercito me enseño algunas cosas acerca de artillería pesada y manejo de armas. Siempre se lo agradeceré ya que estoy capacitado para una situación así.
Al abrir la puerta del local la vi, en la pared colgada, SI la escopeta que tanto quería, la 12-70 y una cartuchera para alojar municiones. Con ese fierro me sentía Dios y me chupaban 3 huevos los zombies.
Maxi tenia un rifle, Niko tenia dos 9mm, Hernán una tmp, Pablo una ballesta (si, ya se es raro pero decía que era mas original, es un gil, pero bue) y Tevez se eligió la m-61 vulcan (arma giratoria).
Estábamos todos entierrados y listos para ir a buscar el morfi porque con todo el quilombo que pasó estábamos cagados de hambre, a mí ya me rugían las tripas, por suerte había bastantes negocios que tenían comida aunque no nos decidíamos si era más prudente afanar un quiosco o un supermercado. Después de un rato nos decidimos a ir al súper porque tenia verdulería, se preguntaran para que necesitábamos una verdulería, es que Pablo es vegetariano y no tiraba nada dejarlo re tirado mientras nosotros mofábamos en el quiosco.
Lo mas flashero fue que cuando estábamos por llegar al supermercado vi a un amigo y compañero de colegio, Juan, caminando por la vereda medio desorientado, al verlo le dije a Hernán que frenara, para poder bajar y ver que carajo le pasaba, lo llamaba pero ni bola y me tuve que acercar, cuando vi su brazo tenia una herida bastante jodida y sin decírselo le pegue un escopetazo porque ya no lo veía muy humano que digamos, quizás era una cortada que se iso o quizás lo mordió un muerto vivo, la cuestión es que le cabio, mis demás amigos me quedaron mirando y yo solo atine a decirles “¿Qué mierda querían que haga que lo invite a comer con nosotros?” encima que mate a un amigo para que no nos mate.
Hernán no podía encender el auto, creo que a pata íbamos a llegar más rápido. Le dije a Tevez que me ayude a empujar el auto y a Maxi y Niko que nos cubran las espaldas ya que jodian tanto con hacerse los S.T.A.R.S. de repente y de la nada aparecieron dos perros medio flacos y con un olor nauseabundo. Niko a uno de los perros le lleno la cabeza de plomo y cayo. Maxi se hacia el francotirador, pero gasto mas balas para poder darle al perro, solamente tenía buena puntería en el counter strike, porque se la pasaba viciando. Si sabia que Maxi tenia tan mala puntería ni le decía que baje del auto, OJO no es que quiera ser forro.
Entre que teníamos que empujar el coche y maxi que le erraba a los perros yo no sabia si disparar o empujar el auto, por suerte estaba Niko que la tenia un poco mas clara en cuanto a puntería porque cuando nos juntábamos a boludear yo a veces llevaba mi rifle de aire comprimido 5 ½ y le tirabamos a las latas y botellas, que manera de hacer mierda todo con el rifle. Creo que me re fui por las nubes.
Después de empujar ese auto seis cuadras arranco y seguimos el camino, yo lo descanse a Maxi todo el viaje, fue uno de los pocos momentos en que me divertí.
Ya entrando el amanecer llegamos al supermercado. Estaba medio echo mierda, pero comida havia así que le incamos el diente a todo el morfi que pudimos y una que otra birra escariamos para bajar las bolsas de papas fritas y la picadita que nos comimos. Papeamos como unos desgraciados, y ya que estábamos ahí hicimos una carrerita de changuitos. Hernán y yo nos hicimos concha contra un estante cuando se cruzaron nuestros carritos. Esos momentos eran muy valiosos en nuestras vidas ya que con todo lo que pasaba afuera, en esa realidad tan torcida e incoherente. Eso era algo que nos daba la fuerza para seguir luchando.
Pasamos dos días ahí porque era un lugar seguro y además havia mucha comida, era un buen sitio para quedarse.
Pero solo por poco tiempo porque esos malditos difuntos estaban por todas partes, eran una Plaga que amenazaba con destruir a los pocos humanos que havia en el planeta, era cuestión de tiempo para que uno de nosotros caiga en combate, supongo que era lo que debía pasar, son esas cosas del destino.
Trataba de poner mi mejor cara para no preocupar a los demás, lo ultimo que debíamos perder eran las esperanzas, ya que todos teníamos una meta a alcanzar, por ejemplo Niko, Pablo y Yo ese verano que venia íbamos a hacer un viaje a El Bolsón, nose como lo haríamos ya que ninguno de nosotros trabajaba, todos estudiábamos y la plata que teníamos era la que nos daban nuestros viejos, es que no estaba en nuestros planes trabajar por el momento. Y ya no sabíamos si algún día todo esto seria un mal recuerdo y podríamos volver a nuestra vida normal, seguir estudiando, estar con nuestra familia, ir a joder por el paseo Victorica o simplemente juntarnos en la casa de uno de nosotros a comer una pizza, ahora mas que nunca valorábamos lo que teníamos.
La ultima noche que nos quedamos en el súper ya ninguno podía dormir, estábamos todo el tiempo alerta por cagaso supongo ya que cualquier ruido por mas minucioso que fuera podían ser ellos. Ya no estábamos seguros, lo mas prudente era seguir nuestro camino pero esta ves lo hicimos a pie porque en el fitito estábamos todos apretados, por suerte después de caminar unas 3 horas esquivando autos, escombros, postes caídos, y un par de muertos que llenamos de plomo encontramos un camión de caudales, esos que son blindados, era espectacular, pero no me gustaba su color amarillo pero bue, todo no se puede en esta vida. Adentro del camión habían 2 escopetas, dos 9mm y un par de chalecos antibalas. Nos calzamos los chalecos, recargamos los fierros y seguimos.
Frenamos a cargarle nafta al camión y yo de paso de la estación de servicio me lleve un par de cajas de cigarrillos y unas petacas de café al coñac, después de todo ¿quien no tiene vicios?, como decía yo “de algo hay que morirse”.
Ya en la ruta que va hacia río negro íbamos boludeando y jugábamos apuestas para ver quien bajaba mas zombies, total mientras mas matemos, menos quedaran, aunque para acabar con todos se necesitaba un ejercito, un ejercito que ya no existía, no había policía ni prefectura, ya no havia fuerzas de seguridad. Eso fue lo último que se escucho con la radio del camión, en las calles regia la Anarquía total.
Cada uno de nosotros era su propio ángel de la guarda, ante todo si uno mismo no se protegía de los muertos vivos seria culpable de su propia muerte. Cada tanto hacíamos paradas para juntar cosas necesarias para la supervivencia, comida, municiones, remedios, abrigo, etc.
En la ruta hacia un frío de puta madre, los zombies parecían pingüinos al costado de la banquina, rea como estar en el glaciar Perito Moreno y no exagero, posta. Para contraatacar el frío me tome un par de petacas de café al coñac y se me paso enseguida, pero me agarre un pedo de la concha de la lora y me dormí así que si pasaba algo yo ni me iba ni enterar. Después de torrar unas horitas me levante de diez y ya estábamos llegando al Bolsón, no era muy diferente de los demás lugares en los que habíamos estado excepto por el espectacular bosque y lagunas que se habían formado por la lluvia, era mejor que las fotos que habíamos visto por Internet.
La única cagada era que había muertos para tirar pa’ arriba, y el olor a carne podrida estaba en todo el lugar, era un asco.
Mientras tevez nos cubría la espalda nosotros nos metimos en una casa. En el interior de la casa había una familia sentada a la mesa con los sesos desparramados por todos lados, supongo que prefirieron morir a ser uno de ellos. Los cuerpos los tiramos por una ventana, total ya estaban mas fríos que un helado. Y nos quedamos a vivir ahí, a cualquier lugar que vas hay zombies, acá por lo menos hay dos armerías, un par de supermercados, farmacias, etc.
Cuando todo se acabe nos iremos, ya no podíamos ser demasiado sedentarios porque pagaríamos con nuestras vidas.
Pasábamos la mayor parte en la ruta, el camión era nuestra casa, con el tiempo lo equipamos mejor para mayor seguridad. Le pusimos alambres de púas, adelante una pala de barredora, esas que se usan para la nieve, y yo lo pinte, le ise un demonio señalando el infierno, creo que era una manera de expresar el modo de vida que teníamos ahora, ya que vivíamos en el averno desde que todo empezó, día tras día de seguir esa maldita carretera que nos llevaba siempre a lugares infestados de muertos ansiosos por nuestra carne. Eran como buitres esperando una muerte para sacar una tajada para si.
A mi ya me daba igual morir a seguir viviendo así, ya no tenia nada por que vivir, mis esperanzas ya se desvanecían ya estaba cansado de esa fucking rutina, yo no decía nada pero se notaba en mi cara. En el único lugar que no habían quedado muertos vivos era en una provincia de Argentina porque hicimos volar la planta nuclear con unas cargas de c-4. Ahí si que tuvimos que pisar el acelerador porque nos íbamos a cagar muriendo.
Al seguir nuestro camino se veía el hongo de la explosión, era espectacular. Arrasamos toda la provincia con un par de explosivos, por lo menos aviamos aniquilado bastantes zombies así que no fue en vano. Después de un par de días me di cuenta me di cuenta que estaba enfermo y que era cuestión de tiempo para irme pa’ arriba por eso les dije a mis amigos que me dejaran en el próximo pueblo, no quería ser una carga para ellos, además no era bueno que cuando espichara estuviera con ellos porque los hubiera atacado.
Me despedí y les dije que no se desanimen, que sigan para adelante, la vida sigue… ¿que les deparara?
Me dejaron la escopeta con algunos cartuchos y se alejaron en el horizonte. Nunca mas supe de ellos, espero que la sigan peleando, y si murieron no haya sido en vano.
Con mis ultimas fuerzas escribo esta ultima línea de mi carta de viaje y les digo traten de evitar la contaminación eminente de la tierra si no quieren que esto suceda.





Char.

Por Carlos Rubino

5 comentarios:

  1. este libro lo escribi en mis horas libres en el colegio,no es muy largo porque es para los vagos que les da`paja leer mucho y bue ustedes diran si les gusta o no,en fin leanlo y comenten.

    Atte: Carlos Rubinol

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  2. LuCaS 6534
    extremadamente despectivo y muy local jaja
    me encanto la carrera de los changuitos y la mala punteria de maxi, tambien los c4 como bombas de hidrogeno jaja .

    hasta con final de suspenso

    te felicito hermano.
    havia va con B.
    suerte.

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  3. buena imajinacion pero hay partes de tu cuento que lla estan en unas peliculas

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  4. cuando me acuerde algun dia,subo lo mismo pero modificado,es mucho mejor que este flash

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